viernes, 17 de agosto de 2018
VELOCIDAD.
Le dijo que esperara y la colocó entre él y la pared.
- No quiero que me quieras, quiero que te mueras por mí.
Te quiero por quererte, para cogerte, para tenerte, platicarte...
Ella parpadeaba perpleja. A él le parecía que ella se derretía, y que moría por él.
Ella movió el cuerpo despacio, muy líquidamente, como acomodándose una blusa.
Y con sólo ese movimiento ella extinguió todo atisbo de sus ganas.
Fue en ese momento cuando él se dió cuenta que jamás irían a la misma velocidad.
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