miércoles, 21 de noviembre de 2018
Ella
ELLA
Ella se prendió de sus ojos. Ojos de adolescente que destellan de pasión, de sexo, de amor interminable. Y Ella, embriagada de miradas, quiso beber de el.
Ahora, viajando en el autobús con la mirada perdida en la ventanilla, lo recuerda como si fuera ayer. Subieron a aquel mirador y al llegar ahí, las estrellas cobijaron la unión de dos miradas e iluminaron el bailar de dos pares de ojos examinándose, besándose y tocándose.
Algunos meses después, el brillo de sus ojos cambio. Ella estaba embarazada y El tenía a otra viviendo en sus ojos. Una niña de un año.
En un abrir y cerrar de ojos, Ella encontró unos ojos tiernos, cálidos, dispuestos a vivir por siempre fijos en ella… y Ella los acepto.
Ahora al ver esa mirada y esos ojos en su hijo, se espanta al ver lo mucho que se parecen a los de El.
Ella cierra los ojos y llora. Llora en silencio esperando que a nadie nunca se le ocurra asomarse a sus ojos.
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